Directos a Brujas

Cruzamos la frontera a un país no más grande que Catalunya y con 3 idiomas oficiales; Alemán, Francés y Holandés, además, el 99,9% de la población es capaz de mantener una conversación en inglés y, para mi sorpresa, muchos te van a poder echar una mano en castellano.

Un país multicultural sin duda, donde en un territorio tan pequeño convive tanta variedad de gente.

Nos adentramos en Bélgica!!!

Vamos directos a Brujas, con ganas de descubrir sus calles y lo que esconde la ciudad.

Algo que ya sabemos es que los españoles lo traducimos TODO, por lo que aunque nosotros conozcamos la ciudad como “Brujas”, nada tiene que ver con su significado real. No hay leyendas de hechiceras ni aquelarres. El nombre real es “Brugge”, en nederlandés “brug” es puente, así que su traducción  más acertada sería “puentes”, nombre que se le puso por la cantidad de estos que hay por tooooda la ciudad. Pero en su momento, como el nombre suena parecido a brujas, y nada que ver con puentes, así se quedó.

Una vez sabido esto, sigo con nuestra experiencia.

En Francia disfrutamos muchísimo de la naturaleza, los aparcamientos para los camping-car… y pasamos solo por las afueras de las ciudades, por lo que ahora adentrarnos en una no fue como esperábamos.

El primer impacto fue de demasiada gente, aglomeraciones, turistas, viajes de final de curso…

Pero comiendo unas patatas fritas en el centro de la markt plaats, recordamos de que ciudad somos cada uno, en que ciudades hemos vivido y que Brujas no tiene ni la mitad de km2 ni de turistas.

Así que reseteemos nuestra mente, volvamos al chip de la ciudad y empecemos de nuevo.

Brujas es preciosa.

De día es una ciudad exhaustante, llena de gente de aquí para allí, con patatas fritas en mano y refresco en la otra.

El idioma más escuchado es el español, ya que es un destino solicitado para los viajes de fin de curso, los erasmus y por aquellos que encuentras los billetes a buen precio por estas fechas.

Sin embargo, y para nuestra sorpresa, por la noche la gente desaparece. No hay mucha vida nocturna y nos encontramos paseando por una ciudad casi desiertica en la que disfrutar de los musicos callejeros, las plazas vacías y la mágia.

Sabéis los cuentos que nos contaban de pequeños? Sí, aquellos en los que se describían pueblos de encanto e idílicos, con sus casas puntiagudas a orillas de algún canal por el que pasear en barca? Pues esos lugares existen, y alguno de aquellos cuentos SIN DUDA sucedió en esta ciudad.

Que bonito ha sido poder disfrutarla, nos hemos perdido durante horas, aunque encontrado a la vez, descubierto rincones y gente.. y al que no dudo que vamos a volver.

Y despedimos así este post, subido a contrarreloj !!!!

P.