Llego sin problema a Ericeira donde pregunto a una mujer la dirección de un hostel que había visto por internet. Y sin poder discutirlo me sube al coche, junto a sus hijas, y me lleva hasta la puerta del mismo hostel. Durante el camino me cuenta que en cuanto me vió se vió reflejada a ella misma hace unos 10 años, cuando viajaba hacia los Pirineos para hacer trekking, y llevarme fue como, de una manera simbólica, agradecer a toda la gente que le ayudó en la ruta.
En el hostel hay surferos de todos los rincones de europa, y no solo europa. Todos han venido aquí a lo mismo y se tratan como a una gran familia, en la qual me acogen como a una más. Pasan la noche hablando de olas, de aquí y de allí. Desde luego que hay historias que dejan sin aliento.. De veras se puede surfear una ola de casi 8 metros?
Desayunamos juntos y entre abrazos me despido llena de “tips” para los siguientes pueblos.
Estiro el brazo y en 15 minutos Dario me está llevando a la Praia de Santa Cruz (evitándome un GRAN rodeo). Dario es portugués, también surfea y ha viajado por toda europa a dedo.
Filosofeamos, hablamos de viajes, de las fronteras, de la vida, del modo en que la queremos vivir y de la gente.
Por que hay más gente BUENA en el mundo, pero la mala hace más ruido.
– La mochila grande la dejé en un chiringuito para poder pasear por Santa Cruz
– Vistas de la playa camino a la ruta
Voy andando por la carretera y sin levantar el dedo Pedro se para, otro surfista que conoce muy bien la zona, y camino a Peniche me enseña miradores con vistas como esta:
Me deja aún a unos 7km, ando y sin volver a levantar el dedo se para un repartidor que me dejaría enfrente del siguiente hostel.
Sin duda no he elegido el mejor fin de semana para visitar Peniche, llueve, pero el viaje continua.
– Foto de un pescador en Peniche, de lejos la ilha da berlenga
Eso sí, CREO que ahora toca un poco de interior.
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